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Archivo ArtículosHoteleriaTurismoTop 10 de robos en hoteles

Nuria Mesalles14 años ago23118 min

Las batas y las toallas con logos de los hoteles encabezan la lista de los objetos más apetecidos por los clientes, tanta es la recurrencia de estos robos que algunos hoteles han optado por ofrecerlos en las tiendas del hotel, como un recuerdo de la estadía.

Es normal que los huéspedes se lleven algunos amenities de las habitaciones, algunos hoteles utilizan líneas de amenities exclusivas, que terminan tentando al huésped a llevarse el jabón o la crema en su maleta.

Pero esta común práctica en algunas ocasiones sobrepasa la línea de lo esperado.

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Un estudio realizado en Argentina entre gerentes de los hoteles reveló que de vez en cuando los clientes se llevan más de la cuenta de las habitaciones, en muchos de los casos son los más adinerados los que dejan casi desocupada la suite.

Las batas y toallas con los logos, encabezaron el 'ranking' de los hurtos el año pasado. Los que se alojan en los hoteles de lujo se los llevan como trofeos de guerra; pero la lista de los más hurtados sigue con: adornos, carpetas de cuero, productos del refrigerador y hasta cosas insólitas.

Lo que no saben es que estas fechorías son fácilmente resueltas. No se trata de atracos cometidos con la cara cubierta, o por un boquete, sino habiendo dejado previamente en recepción todos sus datos y ¡hasta el número de la tarjeta de crédito! Seguramente la soledad de la habitación les hace olvidar que son perfectamente localizables y de hecho, los hoteles cuando descubren el robo los contactan de inmediato.

Las historias de hurtos en hoteles sobran. Al menos en el caso de Argentina. Por ejemplo, cuentan, un coleccionista de antigüedades que se alojó en uno de los NH de Buenos Aires, durante su estadía compró todo tipo de objetos, estatuas y cuadros. Cuando se retiró y la mucama fue a limpiar, se encontró con la habitación pelada: no estaban las sábanas ni mantas ni toallas que el huésped había utilizado para proteger cuidadosamente los objetos comprados.

Emilio Bissoni, director de Operaciones de un Sofitel en Argentina  recuerda que una noche un huésped bajó de una habitación hasta los salones del hotel, descolgó un cuadro y se lo llevó al cuarto. Como lo vieron por las cámaras de circuito cerrado, le golpearon la puerta y le solicitaron que lo devolviese. Parece que su pareja lo había visto durante el día, le había gustado y se lo había pedido como regalo. Como buen caballero accedió gentilmente. No mediaron problemas para la devolución.

Hay quienes piden se les lleve el café en bandeja todas las mañanas, artículos que el hotel nunca vuelve a ver. A menos que un mayordomo listo rescate la propiedad como fue el caso en este otro hotel de la capital argentina. Cuando iba a retirar la bandeja, sólo estaba la taza, pero no la cuchara ni la cafetera. Las mucamas nunca encontraban al huésped en la habitación; ni las cucharas ni las cafeteras estaban a la vista. Después de tres días de no tener noticias de las cafeteras, un mayordomo se armó de coraje y al llevarle su café matutino, le deslizó el comentario sobre las dos cafeteras que habían quedado olvidadas en la habitación y que, seguramente, estarían muy sucias dando un mal aspecto.

El huésped muy fríamente le dijo que no las había visto. Un rato después se comunicó con el mayordomo para que fuese a la habitación. Se acercó a la ventana y con tono sorprendido le dijo que no se explicaba cómo las cafeteras habían quedado apoyadas en el marco, tapadas por las cortinas, y que por eso nunca había notado que habían quedado olvidadas.

Para evitar caer en la tentación, muchos de estos productos codiciadísimos están a la venta en los hoteles. Un cartelito suele indicar que si desea llevarse este producto puede consultar su precio en recepción. Y las batas, otra vez encabezan las listas de las más compradas, un buen recuerdo, con logo incluido, de un viaje inolvidable. Se suman chocolates, cepillos de cuero y agendas.

Pero también otros productos no tan usuales. En los Sofitel aseguran que la cama es un éxito y que este modelo confortable y sus accesorios se vendieron mucho, incluso al exterior. También el perfume de verbena que se rocía en los salones, los venden para el consumo casero.

Fuente: LA NACIÓN
ARGENTINA

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