Los vinos tintos tienen un mayor contenido alcohólico, por lo que exigen copas grandes y más abombadas. Para los blancos son más adecuadas las de tamaño mediano y pequeño, menos abombadas,que acentúan sus notas frutales.
Riedel®, una familia dedicada a la fabricación de copas de cristal, distingue entre tres tipos principales de aromas, cada uno situado en una zona diferente de la copa: los aromas florales y frutales son leves y frágiles, y ascienden rápidamente hacia el borde de la copa. Los verdes, minerales y terrosos se sitúan en una zona intermedia. Los aromas relacionados con la madera y el alcohol son los más intensos y permanecen en el fondo. De esta manera, según la variedad del vino y su aroma característico, será mejor usar una copa que se ensanche o se abombe en el lugar apropiado para "sacar" sus cualidades.
Saber elegir
Una copa inapropiada para una variedad determinada de vino puede resaltar los puntos flacos de un vino. Una buena copa, además de potenciar las virtudes de un vino, esconderá sus defectos. Asimismo, el cristal fino es el más adecuado para la cata, ya que permite una comunicación más estrecha entre el paladar y los labios y es más agradable al tacto. Además, permite distinguir mejor el color de la bebida. El diámetro del borde de la copa determinará la postura de la cabeza en el momento de beber. Con las copas de boca ancha, usadas para vinos tintos, la cabeza se inclina hacia adelante para sorber, mientras que en las estrechas, como en las que se usan para el vino espumante, el movimiento será hacia atrás. De la postura dependerá la llegada del líquido hacia zonas diferentes de la lengua, donde se registran los principales sabores (dulce, ácido, salado y amargo).
En todos los casos, la boca de la copa debe cerrarse ligeramente para concentrar los aromas y poder agitar el vino en el momento de la cata sin derramarlo.
Tomado de www.elsitiodelvino.cl
Lo que NO se debe hacer
al momento de servir el vino
El primer error a la hora de servir vino es equivocarse con la temperatura. El segundo, llenar la copa.
1. No servir el vino tinto caliente. La temperatura máxima de una botella es 18°. Los tintos jóvenes y los de baja calidad, se sirven entre los 15° y los 16°. Los blancos se sirven entre los 16° y los 9°. El champagne y los espumosos, entre los 8º y los 9º.
2. No servir la copa a los tres cuartos.
No es elegante pasar de la mitad del contenido, y además el vino se calienta en la copa.
3. No servir un blanco después de un tinto. Siempre el blanco antecede al tinto.
4. No servir en la misma copa dos tipos diferentes de vinos. No importa que los dos sean blancos o que los dos sean tintos. Cada vino debe tener una copa.
5. No servir un tinto añejo antes que un tinto joven. Si en la comida hay añadas diferentes, se va en orden descendente, del más joven al más viejo, no al revés.