por ConsultasNutricionCostaRica
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir un azúcar llamado lactosa que se encuentra en la leche y los productos lácteos. Como resultado, quienes lo padecen presentan diarrea, gases e hinchazón después de comer o beber productos con ese contenido. Esta afección, que también se llama absorción insuficiente de la lactosa, suele ser inofensiva, pero sus síntomas pueden ser muy incómodos.
Por lo general esto se debe a la deficiencia de lactasa, una enzima que se produce en el intestino delgado. Muchas personas tienen niveles bajos de esta sustancia, pero pueden digerir los productos lácteos sin problemas. Si realmente tiene intolerancia, la deficiencia de lactasa genera síntomas después de consumir estos alimentos.
“Muchos quesos o yogures pueden ser tolerados hasta cierta cantidad, sin embargo, existen personas que son intolerantes a la caseína que es la proteína de la leche, estas personas no pueden consumir del todo estos productos, además, conforme pasan los años van perdiendo enzimas que se encargan de la digestión adecuada de algunos de los nutrientes que vienen en ellos”, explicó la nutricionista Melania Cevo de Consultas Nutrición.
¿Quiénes se vuelven intolerantes a la lactosa?
Las personas de origen asiático, africano, americano nativo e hispano son más proclives a desarrollar intolerancia a la lactosa a una edad temprana, quienes tienen una inflamación en la parte superior del intestino delgado, como la enfermedad celíaca o la enfermedad de Crohn, tienen un bajo nivel de la enzima lactasa. Algunos antibióticos pueden desencadenar una intolerancia temporaria, interfiriendo con la capacidad del intestino de producir la enzima lactasa, también, después de un episodio de diarrea infecciosa, algunos niños pueden desarrollarla, pero mejora con el correr de los días. La edad también influye, al envejecer el organismo suele dejar de producir la enzima y la mayoría de las personas se vuelven intolerantes a la lactosa naturalmente.
Normalmente, la lactosa puede ser fácilmente controlada, todos somos diferentes, pero muchas personas con este problema pueden comer pequeñas porciones de lácteos. Una de las opciones es consumir productos de este tipo combinándolos con otros alimentos que no contengan lactosa y no comer muchos de una sola vez. También puede ser de ayuda llevar un diario de alimentación para poder determinar qué comidas puede tolerar o no el organismo.
“En el mercado se puede encontrar gran cantidad de productos deslactosados, desde leches saborizadas, yogures y quesos, hasta productos para vegetarianos que no tienen ni lactosa ni caseína, sustitutos del queso (cuajada de soya, popularmente conocida como tofu), bebida de soya o bebida de almendras de muy fácil digestión y absorción” agregó Cevo.
Recuerde que una dieta saludable no implica dejar de comer todo tipo de productos, sino aprender a consumirlos de forma adecuada y en las porciones recomendadas por su nutricionista.
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