Cientos de hoteleros de nuestro país apuestan al esmero en los detalles y a la atención personalizada más que a la atracción masiva de huéspedes.
Ellos generalmente no están en las listas cuando el factor principal es el número de habitaciones, pero sin duda muchos ocuparían sitios de privilegio si se tomara en cuenta el confort y la satisfacción de los clientes.
Estos pequeños y medianos empresarios aseguran buscar la esencia de la hospitalidad guiando al huésped al descanso total. Procuran darle más que los demás llamándolo por su nombre, dándole la bienvenida con flores y sonriendo sinceramente.
"Esto está hecho para la persona que quiere gozar de un servicio de primera calidad totalmente personalizado y diferente a lo de siempre", asegura Rodolfo Vargas, gerente general del Hotel Cala Luna en Playa Langosta, Guanacaste.
Según él, el mercado para este tipo de hoteles posee mucho potencial. A su criterio, se comienza a palpar una tendencia a preferirlos, precisamente porque el huésped no es número, sino una persona que merece lo mejor.
Cala Luna posee 20 habitaciones y 21 villas, y de acuerdo con Vargas, las expectativas a futuro son simples pero fundamentales: seguir mejorando en servicio y calidad.
El desarrollo de la hotelería pequeña y mediana de calidad cubre todo el territorio nacional. En el Pacífico y el Atlántico, en la montaña o en medio de la ciudad es posible encontrar este tipo de opciones.
Ejemplo en este sentido es el Hotel Maribú Caribe en Limón, cuya gerente general Margarita Sanabria explica que por el clima tan exótico y el calor de la cultura afro caribeña, los huéspedes en su mayoría son europeos, españoles y alemanes básicamente.
En sus palabras, estas personas buscan destinos como los Canales del Tortuguero o Puerto Viejo, por lo que un hotel cómodo, pequeño y de calidad resuelve todas sus necesidades de alojamiento.
Explicó que ahora manejan un plan para atraer al segmento corporativo que se reúne en el muelle de Moín, para que con propiamente los turistas poder ocupar las 50 habitaciones que posee el hotel.
"Un respiro para el alma", es el lema del Hotel Montaña de Fuego en la Fortuna de San Carlos, y con el que, según su gerente general Víctor Vega, buscan ofrecer una estadía inolvidable a sus huéspedes.
Frente al Volcán Arenal y con la exuberante vegetación de las montañas de la zona, Vega estima que la diferencia fundamental con los hoteles grandes es el cuidado hasta de los mínimos detalles. Cuenta con 42 habitaciones y se espera aumentarlas a 50 en el corto plazo.
Según explicó Vega, tanto el turista nacional como el extranjero buscan este tipo de opciones, las que por lo menos en esa zona, dijo, se encuentran en una proceso de maduración y de búsqueda de calidad que les permita competir en mejores condiciones.
Diversos atractivos
La naturaleza es cómplice en la estrategia de mercadeo de muchos pequeños hoteles. También lo es la gastronomía, aspecto en el que todos aseguran una vigilancia estricta de la calidad y el sabor.
En Cala Luna por ejemplo, recientemente se contrató un chef con escuela japonesa, que combinado con los conocimientos que aportan sobre la comida italiana y francesa los dueños del hotel, le permiten ofrecer al cliente un menú completo y variado.
El principal atractivo que por su parte Margarita Sanabria de Maribú Caribe sintetiza en su hotel es la vista del mar Caribe y su ubicación, pues al encontrarse en dos pequeñas montañas es posible un panorama único, y detalles como que el mar llega hasta la base del restaurante, lo que le imprime un ambiente muy costero.
El gerente de Montaña de Fuego considera por su parte que servicios propios del SPA como los masajes, el sauna, los jacuzzis, los manicure y pedicure para los huéspedes hechos profesionalmente son uno de sus principales atrayentes.
En general, los entrevistados coinciden en que las oportunidades para los pequeños hoteleros están abiertas, por las ventajas que una organización de este tipo implica, pero estiman que el trabajo debe hacerse siguiendo las normas de calidad de los grandes hoteles y aún mejor, en beneficio de su causa y de los huéspedes que así lo esperan.