Promover el turismo interno es el propósito que movió a varios hoteles de Guanacaste a unirse al ICT, para que varios periodistas de reconocidos medios nacionales pudieran conocer sus instalaciones. La gira incluyó lugares como Sardinal, Tamarindo, Rincón de la Vieja y Sámara, donde los invitados disfrutaron de las actividades más tradicionales de la zona, como la monta a caballo, la monta de toros y la comida criolla guanacasteca.
Los hoteles patrocinadores fueron la Hacienda Chapernal, Hacienda Guachipelín y el Hotel Calaluna, quienes no sólo ofrecieron su caluroso hospedaje, sino que dieron a conocer cómo se puede divertir un turista al mejor estilo guanacasteco. A
VIVO REFLEJO DE NUESTRATIERRA
Lograr que un cliente entre en el mágico mundo del ser guanacasteco, teniendo las comodidades de cualquier hotel, es el pan de todos los días en las haciendas Chapernal y Guachipelín en Guanacaste.
¿Por qué decidieron tener una hacienda, y no sólo un hotel para alojar a los huéspedes? Porque la idea es mantener todos los rasgos de la hacienda guanacasteca, sin dejar de lado la comodidad de una cama limpia, agua caliente y una habitación a la altura, comentó Martha Arroyo, gerente de la Hacienda Guachipelín. Y es que en ambos lugares, sus dueños quisieron aprovechar las riquezas de la tierra para compartirlas con los demás.
Una de las grandes ventajas que pudimos comprobar en las haciendas, es que el cliente logra conocer sobre las costumbres guanacastecas, mientras se divierte y por si fuera poco, a la hora de descansar cuenta con todo el confort que encontraría hasta en el mejor hotel del país.
Divertir a la gente en una hacienda no es tan complicado, pues puede disfrutar de la granja, el vino de coyol, el trapiche, montar a caballo o en volanta y hasta se programan algunas actividades propias de la zona, como la monta de toros y las carreras de lazos. A
LA MEJOR ESTRATEGIA
En los lugares visitados en Guanacaste pudimos observar cómo los empleados trabajan a gusto. Y es que eso se siente con la atención que dan a los clientes. Pero ¿cómo se logra tener empleados contentos?
Ellos hacen lo que saben hacer, sin perder su cultura y atendiendo a su modo, muy guanacasteco, nos comentó William Rosales, propietario de la Hacienda Chapernal.
La estrategia que aplica don William es que a pesar del trabajo, no pierdan sus raíces. De esta manera el salonero que le sirve su almuerzo formalmente, es el mismo que luego monta toros en el redondel de la hacienda y hasta el Chef hace gala de sus dotes de sabanero. Es como pulir un diamante, se les enseñan algunos detalles sobre servicio al cliente y se toma en consideración sus sugerencias.
Y la Hacienda Guachipelín, en Rincón de la Vieja, no se queda atrás, pues la idea es que ellos se sientan parte del hotel, aseguró Martha Arroyo, gerente de la Hacienda. Para mejorar su trabajo, se contratan expertos que les dan clases en su mismo sitio de trabajo y se les envía a las clases del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
La misma estrategia aplica el Hotel Calaluna, en Tamarindo, donde los empleados reciben clases con especialistas en el campo, en su mismo sitio de trabajo y son valorados por su forma de ser y sus costumbres. Esta es una excelente manera de crear un ambiente propicio y de altura para los clientes. A
COMO SE HACE LA DIFERENCIA
La decoración en un hotel depende del ambiente que desea transmitir a los clientes. Por ejemplo, en el caso de los hoteles de montaña el ambiente tiende a ser más rústico y desde los materiales de construcción hasta los detalles, cuentan para lograr el objetivo.
¿Cómo lo logran algunos? En nuestra visita por la hacienda Guachipelín, vimos que todavía guarda la fachada de la casona que había desde antes que fuera un hotel. Los establos se mantienen intactos y las cabañas de madera se han pintado con los colores típicos de las casitas de hacienda, como el azul y el blanco.
Lo mismo sucede en la Hacienda Chapernal, donde las cabañas son una imitación de las casas de campo, de blanco y azul y al fondo, casitas de madera, imitando la rivera de los ríos, según comentó William Rosales, propietario del lugar. Todo el conjunto simula un pueblo al mejor estilo guanacasteco.
Otro detalle que hace la diferencia en la Hacienda Guachipelín es que el agua es calentada con un sistema solar. Parte de la electricidad se genera con una planta Pelton, que funciona de manera mecánica. Esto es muy llamativo para los clientes y a la vez nos ahorra hasta un 50% del gasto en electricidad.
Además en ambas haciendas los detalles del restaurante resaltan el sabor criollo de la zona. Las columnas con troncos de madera, los detalles en ladrillo y un sin número de vegetación alrededor complementan muy bien el ambiente rústico que integra a los comensales con las costumbres de la zona y la naturaleza misma.
En la Hacienda Guachipelín la electricidad tiene apenas un año de funcionar, por lo que todavía aprovechan las canfineras para iluminar el restaurante, al mejor estilo de los abuelos. Esto da un ambiente más rústico y casero a los clientes, quienes salen muy satisfechos con la decoración.
Como ve, estos son sólo algunos detalles con los cuales se logra la diferencia. A
