Resulta impensable preparar una buena ensalada, un filete o hasta un guiso, sin agregar esa pizca de condimento que le da un toque personal a la comida.
Resulta impensable preparar una buena ensalada, un filete o hasta un guiso, sin agregar esa pizca de condimento que le da un toque personal a la comida.
Los condimentos son un valor agregado a los platillos. Con sólo su presencia estimulan el apetito, ya que al intensificar el sabor y aroma de los alimentos, provocan en el comensal un aumento en las secreciones digestivas. Por esta razón, frases como: se me hace la boca agua y la comida entra por la vista no son ajenas en este tema.
Un poco de sazón
Los diferentes condimentos y sales que se encuentran en el mercado se pueden clasificar en varios grupos. Entre ellos destacan:
1. La Sal
Hay diferentes tipos de sal. Como por ejemplo:
Sal común: Se extrae de depósitos subterráneos. Se purifica por lavado o también por disolución, seguida de cristalización. Se comercializa gruesa, fina y entrefina.
Sal marina: Se obtiene de la evaporación del agua de mar por la acción natural de calor del sol. Aporta calcio, magnesio, yodo, potasio y cloruro de sodio. La hay de cocina o bien refinada.
Sal yodada: Es aquella que se ha enriquecido con yodo. Está especialmente indicada para personas cuya tiroides trabaja en forma insuficiente (la falta de yodo provoca bocio).
Sal hiposódica: Una parte del cloruro de sodio se sustituye por cloruro de potasio. Se recomienda para quienes padecen presión alta y enfermedades cardiovasculares. Deben evitarla los diabéticos y quienes sufre alguna enfermedad del riñón, ya que ayuda a retener el potasio. Sal condimentada: Es una mezcla de sal y otros ingredientes como ajo, especies, cebolla. Su uso es muy práctico y sencillo en la cocina.
Sal oculta: Es la sal presente en los alimentos que consumimos diariamente, como por ejemplo pan, cereales de desayuno, mantequilla, margarina y quesos. Los alimentos procesados como sopas enlatadas o deshidratas, conservas, precocinados, congelados, pueden contener sal o bien compuestos de sodio como nitrato de sodio (usado como conservador), glutamato monosódico (empleado para realzar el sabor) o bicarbonato de sodio (utilizado como fermentador para hornear).
2. Los picantes
Hay quienes prefieren utilizar condimentos picantes. Por su sabor concentrado, deben añadirse en poca cantidad. Personas con gastritis, colitis ulcerosa y hemorroides deben evitarlos. Algunos ejemplos son:
Paprika: Hecho de pimientos rojo, seco y molido.
Pimienta: Puede encontrarse de dos tipos, con cáscara (negra) o sin ella (blanca).
Clavo de olor: Reduce o evita los gases intestinales, aunque en dosis elevadas irrita el conducto digestivo.
Jengibre: De sabor dulce e intensamente aromático, se emplea en verduras y frutas en conserva. Durante su procesado y almacenamiento puede intensificarse su sabor picante.
Ajo: Por sus propiedades expectorantes, antisépticas y diuréticas ha sido utilizado como medicina.
Cebolla: En crudo es muy beneficiosa para el aparato digestivo, estimulando la secreción biliar y contribuyendo a mantener el equilibrio en nuestro organismo.
3. Mezclas y salsas
Curry: Salsa picante que contiene, entre otros, pimienta, jengibre, clavo, nuez moscada, cúrcuma.
Mostaza preparada: Elaborada con semillas de mostaza trituradas, vinagre, sal y cúrcuma o azafrán, que le otorgan el color amarillo. Las semillas de mostaza más fuertes se obtienen de la mostaza negra y liberan su sabor picante cuando se mojan.
Salsa de tomate tipo Ketchup: Mezcla de tomate, vinagre, azúcar y especias.
Salsa tabasco: Mezcla de chiles, vinagre y especias.
Salsa Worcestershire: Elaborada con melaza de caña de azúcar y especias picantes.
Guía: CD Eat, Drink, Dine #48054
