El Costa Concordia, uno de los buques de Costa Cruceros, naufragó el pasado viernes en la isla italiana de Giglio. Según las primeras investigaciones el accidente, en el que han muerto seis personas, se debe a un «error humano significativo» y del capitán del barco, Francesco Schettino.
Según apuntan desde la naviera, la ruta que seguía el buque estaba demasiado cerca de la costa y «el capitán no siguió los procedimientos estándar de Costa Cruceros en la gestión de la emergencia». Si bien la crucerista considera «inapropiado» ir más allá en sus comentarios, debido a las graves acusaciones que la Fiscalía ha presentado contra el capitán del Costa Concordia y a que la investigación está en marcha. Así, indican que el fiscal se ha apoderado del barco y del DVR, un dispositivo conocido popularmente como caja negra en el que quedan registrados todos los datos de navegación.
En estos momentos la prioridad de Costa Cruceros es «dar cuenta de todos los pasajeros y de la tripulación», así como «asegurar el barco para garantizar que no hay impacto ambiental», por lo que ha contratado los servicios de una empresa especializada en salvamento para desarrollar un plan de acción y establecer un perímetro de seguridad. Además, ha destacado la actuación de los 1.100 empleados que en las últimas 48 horas han trabajado «sin descanso». «La tripulación actuó rápidamente y con valentía para evacuar a más de 4.000 personas en una situación peligrosa, por lo que estamos muy agradecidos por ello», subrayan.