
La observación de aves ha crecido exponencialmente en popularidad, atrayendo a un número cada vez mayor de aficionados que buscan una conexión profunda con la naturaleza, paz y la oportunidad de ser testigos de la asombrosa biodiversidad que existe en el país. Lo que antes era un pasatiempo de nicho, hoy redefine el concepto de «lujo» en el turismo.
Johnny Hidalgo, gerente de mercadeo de Chachagua Rainforest Hotel and Hot Springs, explica que «la observación de aves no solo trata acerca de ver un ave; es apreciar la historia que cuenta, el ecosistema que representa y la tranquilidad que se encuentra al sumergirse en su mundo. Es una manera de turismo que enriquece el espíritu y fomenta un profundo respeto por la conservación».
«Costa Rica, con su riqueza aviar inigualable, se posiciona a la vanguardia de este movimiento, donde más que un avistamiento, se convierte en una meditación activa, una manera de desacelerar y reconectar con los ritmos de la vida silvestre. Y la zona de Chachagua alberga actualmente gran variedad de aves», agregó Hidalgo.
Esta tendencia está impulsando la demanda de alojamientos que no solo ofrezcan comodidad, sino también acceso directo a hábitats y guías expertos. Un ejemplo es el Chachagua Rainforest Hotel & Hot Springs en Costa Rica. Ubicado en Chachagua, este hotel no es solo un refugio de lujo, sino un santuario para la avifauna.
Con extensas áreas de bosque secundario, ofrece a sus huéspedes la oportunidad inigualable de avistar una asombrosa variedad de especies, directamente desde los balcones de sus habitaciones o a través de sus senderos dedicados.
El compromiso del hotel con la sostenibilidad y la conservación lo convierte en un destino excepcional para el birdwatching, garantizando una experiencia auténtica y respetuosa con el ambiente.
La presencia constante de aves en el hotel no es una casualidad; es el resultado de años de dedicación a la reforestación y al cuidado del ecosistema parte de los dueños y colaboradores del mismo. Durante los últimos 9 años, el hotel ha invertido significativamente en reforestar el bosque, atrayendo a diversas especies de aves. Estas aves, a su vez, contribuyen a moldear el paisaje al dispersar semillas que, al caer al suelo, generan nuevos árboles y plantas, consolidando un ciclo virtuoso de crecimiento.
Por otro lado, el hotel colinda con el Bosque Eterno de los Niños (BEN),la reserva natural privada más grande de Costa Rica, lo que la convierte en un corredor biológico para más de 300 especies de aves.
Asimismo, esto permite que el hotel cuente con 352 especies de aves registradas en eBird, la prestigiosa base de datos respaldada por la Universidad de Cornell.
“Aquí, los visitantes tienen la oportunidad de observar especies emblemáticas como la majestuosa guacamaya roja, el vibrante tucán pico iris, una gran variedad de colibríes (como el colibrí pico espada o el colibrí ermitaño), y las melodiosas oropéndolas. La experiencia va más allá del avistamiento; es una oportunidad para aprender acerca del comportamiento de estas aves, sus hábitats y su rol vital en el ecosistema”, comentó Hidalgo.
Exploración y Conexión: Senderos y Guías Expertos
El hotel cuenta con una extensa red de senderos y espacios diseñados para facilitar la observación de aves y la inmersión en la naturaleza. La propiedad cuenta con 4 kilómetros de senderos que atraviesan este floreciente bosque, lo que ha convertido el lugar en un punto de interés público para la observación de aves que anidan o se refugian en el lugar.
Además, los huéspedes no necesitan ser expertos; incluso un paseo desde su habitación hasta el restaurante puede convertirse en una oportunidad para avistar aves.
Hidalgo menciona que “ofrecemos un tour guiada en nuestra Reserva de Bosque Lluvioso, donde nuestros guías naturalistas expertos como Roberto, Rubén y Gilberth, comparten su profundo conocimiento sobre la flora y fauna local. Ellos no solo identifican las aves, sino que también explican sus costumbres, sus ciclos de vida y la importancia de su conservación, proporcionando una valiosa educación ambiental”.
Los tours están diseñados para ser accesibles y enriquecedores para todos, desde fotógrafos de aves ávidos hasta aquellos que simplemente desean disfrutar de un momento de tranquilidad en la naturaleza.
Para aquellos que desean disfrutar de esta experiencia sin hospedarse, Chachagua Rainforest Hotel & Hot Springs ofrece un pase de un día para la observación de aves por $60 más impuestos, que incluye un guía experto y desayuno.
Finalmente, Hidalgo señala que «la popularidad de la observación de aves no es solo un fenómeno recreativo; también tiene un impacto positivo significativo. Fomenta el ecoturismo responsable, genera ingresos para las comunidades locales a través de guías y servicios, y subraya la importancia de la conservación de los hábitats naturales. En el hotel creemos firmemente en el poder transformador de la naturaleza y en la responsabilidad de protegerla para las futuras generaciones”.
