Ser un buen salonero es como trabajar en una sinfonía en donde el ritmo está bien marcado, los espacios delimitados y el clientes es el protagonista. La importancia de un salonero es vital y su servicio debe ser atento y sigiloso.
Apetito consultó al Director de Alimentos y Bebidas, del hotel Presidente Intercontinental, Eduard Soler, el Gerente de Alimentos y Bebidas, del hotel Sheralton de San José, el rector de la Universidad para el Turismo (UTUR), Ramón Madrigal sobre los cualidades de un buen salonero y este es el resultado.
Los diez mandamiento de un buen salonero
1. Buena actitud: Ser tolerante, amable, paciente, mantener siempre una sonrisa, sin importar el temperamento del cliente y manejar bien el estrés.
2. Amar el servicio al cliente: Satisfacer las necesidades de los clientes mediante un servicio de excelencia, ágil, ser resolutivo, estar atento en cuanto se le llame. Estar en disposición de ayuda siempre. Recordar las preferencias de los clientes habituales.
3. Saber leer al cliente: Detectar el tipo de servicio que el comensal requiere para saber si se da un trato inclusivo o si va a solicitar mayor invisibilidad. Dependerá de si el servicio es para compartir con familia o amigos, celebrar citas románticas, hacer negocios… cada uno requiere un trato diferente.
4. Ser empático: Dar recomendaciones de platos y hacer comentarios positivos sobre las elecciones de los comensales. Mantener una conexión con la persona a la que se le sirve. Si debe atender niños, ellos serán los primeros a los que se sirva, se les debe mirar a los ojos y presentar la carta adecuada para ellos, hacer de su experiencia un buen momento.
5. Anticipar: Dar un buen ritmo a las comidas, estar pendiente de los detalles del servicio, ser ágil en las recomendaciones procurando que no tarden en ser atendidos. Si los platos se retrasan, disculparse, ofrecer algún aperitivo durante la espera, informarles del motivo de la demora. Prever las posibles necesidades de los clientes: una bebida nueva, un condimento, un vino que se termina, falta de pan.
6. Hacer la revisión de satisfacción. Dos minutos después de entregar los platos, se debe preguntar a los comensales si los platillos está bien, en ese momento el cliente ya sabe si la cocción, el corte o las especies está como esperaban. Son dos minutos y no diez pues en ese momento aún se puede rectificar los platos.
7. Trabajar en equipo: Respetar los espacios en los que debe servir pero también atender a cualquier cliente que solicite un servicio. Trabajar en equipo con sus compañeros de cocina.
8. Discreción: Mantener una relación cordial con el cliente sin entrar en excesos de confianza aunque el cliente sea habitual. Ser respetuoso en los comentarios.
9. Conocer bien el menú: Conocer el proceso de creación de todos los platos de la carta, para responder cualquier duda del comensal y realizar sugerencias a los clientes que lo soliciten.
10. Tener claras las normas de etiqueta: Saber con qué comenzar, de qué lado se debe servir y sacar los platos.
Autor: Lizbeth Ulett Álvarez para Apetito