Una zona que tradicionalmente se dedicó a la agricultura y ganadería, en pocos años se transformó en uno de los mayores atractivos turísticos del país. Hoy por hoy, el reto de San Carlos es alcanzar la profesionalización de este sector.
Estar entre los destinos favoritos, incluso en populares páginas de viajeros como Trip Advisor, ya no es algo que inquiete a los hoteleros de San Carlos, y es que más de 24 mil comentarios de usuarios de esta página hacen de La Fortuna un sitio no solo popular, sino muy bien calificado. Pero estos logros no pueden quedarse ahí, si bien la naturaleza es una parte fundamental en esta historia, lo cierto es que el nivel y calidad de servicio que se ofrece tiene que evolucionar hacia una mayor profesionalización, y es que, a diferencia de otras regiones turísticas los hoteles y restaurantes, en su mayoría pertenecen a empresas familiares, que pasaron de ganaderos a hoteleros, lo cual tiene sus ventajas y desventajas. El arraigo y sentimiento de pertenencia, además de la familiaridad son elementos positivos, sin embargo no parece ser suficiente ante un turista cada vez más exigente de calidad. Apetito conversó con algunos hoteleros de la zona, y en su mayoría coinciden en que para mantener y aumentar la veta del turismo, es necesario avanzar en temas como calidad de servicio, y esto va más allá de la sonrisa, por supuesto indispensable, de los que atienden la recepción.
Romper esquemas
El hotel Royal Corin recibió sus primeros clientes hace apenas 8 meses, y como explica Freddy Carranza, gerente de alimentos y bebidas, la estrategia para entrar en este mercado tan lleno de ofertas, fue buscar la diferenciación. “Quisimos romper los esquemas, en la zona prevalecen los hoteles de montaña, la tranquilidad, al extremo de que algunos no cuentan con televisión en la habitación. Nosotros nos definimos como un hotel de lujo, de ciudad, dentro de la montaña, con tecnología vanguardista y con todos los servicios que se pueden encontrar en un hotel de negocios, para que el cliente lo tenga como una alternativa si desea utilizarlo”.
Según aseguró Carranza, el promedio de estadía de los visitantes del Royal Corin es de 3 días, y en su mayoría es un turista que utiliza los servicios de alimentación del hotel, y ello los obliga a tener una oferta gastronómica que incluye desde el restaurante elegante, hasta el informal de la piscina, con precios accesibles. “Muchas veces el hotelero no entiende que su negocio son las habitaciones, lo demás son servicios que se ofrecen al huésped, no se vale aprovecharse de la ocasión, nosotros queremos que el cliente regrese y repita la experiencia”.
Otros elementos de diferenciación que aplican en el Royal Corin son los detalles para sorprender al cliente, “tenemos el coctel de bienvenida, además una cortesía nocturna hecha en casa, no siempre son iguales, por ejemplo pasteles o bocadillos preparados por el chef pastelero, café y té gratis en la habitación”.
¿Cómo elegir los vinos?
Carranza trabajó durante 9 años el área de alimentos y bebidas del hotel Intercontinental, además de otros hoteles tanto dentro como fuera del país, por lo que cuenta con la experiencia necesaria para saber que la “imposición” no puede ser una opción en la carta de vinos. “Algunos proveedores de vinos ofrecen capacitaciones, desde luego a cambio de exclusividad, pero el vino no lo pone ni el proveedor ni lo pongo yo, la pauta la marca la cocina, no se pueden imponer marcas, es necesario hacer pruebas para determinar que vinos le van a los platos. Cuando estábamos en el proceso de abrir el hotel, llegaron 18 proveedores de vinos, todos ofrecieron mucho, pero yo trato de no dejarme influir por un negociante”.
Nombre: Hotel Royal Corin
60 habitaciones
Apetito 70/ abr-may 2009