Cuando Felipe Mora y Alberto Jaramillo se sentaron a negociar el alquiler de la casa de Barrio Escalante donde decidieron poner su restaurante, aún no tenían nombre para el proyecto. Sin embargo, la historia de la dueña de la casa que narraba que años atrás era conocida como la bruja del barrio y el árbol de cas situado a la entrada de la propiedad, los motivaron a bautizar el lugar como El Palo e la Bruja.
Tan llamativo como su nombre es el concepto urbano que plantea el espacio, que ofrece un menú variado que integra pinchos, tacos, hamburguesas, pizzas y pitas. Esta idea se refuerza con una decoración que incluye murales, mucho colorido y un mobiliario muy particular.
“Lo que ofrecemos es una experiencia urbana, que invita a nuestros clientes a apropiarse del espacio, esto al integrar obra gris sin dañar el verde, con árboles y plantas que eran parte de la propiedad y que decidimos conservar. Deseamos que al visitarnos nuestros clientes estimulen todos sus sentidos”, expresó Mora.
Ambos socios viven con este restaurante su primera experiencia en el sector gastronómico, es por esto que se hacen acompañar del chef Federico Cortés, quien les ayudó a materializar un concepto gastronómico que fusiona los elementos street food, gourmet y fusión.
De acuerdo con los propietarios de El Palo e la Bruja pese a que Escalante es un lugar con tantos restaurantes, consideran que su propuesta es muy diferente y ofrece algo innovador, aspecto que desean aprovechar para destacar en medio de tanta competencia.