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Próximas EdicionesLas carreras del Novillo Alegre

 
Nuria Mesalles16 años ago23868 min

 

Martín Aldaburu nunca planeó convertirse en un restaurantero, sin embargo, desde muy joven ha liderado proyectos que incluso lo llevaron a obtener la concesión gastronómica del autódromo de Buenos Aires, Argentina.
“A los 20 años, era estudiante y necesitaba dinero, por lo que me alié con otro compañero para ver qué hacíamos, y fue así como iniciamos una parrillada en la zona de Núñez, cerca de la cancha del River Plate”.
Al principio, comenta, era un proyecto para trabajar medio tiempo, una forma de mantener los estudios, pero poco a poco la gastronomía lo fue atrapando, hasta quedarse.
Sin duda, una de las experiencias que más lo marcó, fue obtener la concesión gastronómica del Autódromo de Buenos Aires, donde se realizaban eventos los fines de semana, como el Gran Premio de Argentina de la Fórmula 1.
Su empresa tenía desde la responsabilidad de la venta de los perros calientes, las hamburguesas, el café, hasta los
banquetes de los salones VIP, que incluían catering especiales con caviar y champagne.   
“Todos los fines de semana habían actividades en el autódromo, pero los eventos más importantes eran el Gran Premio de la Fórmula 1, en el que atendíamos hasta 600 mil personas en una semana, y el mundial de motos, al que asistían hasta 350 mil personas también por semana, entre los participantes, equipos de apoyo, staff, y visitantes”, menciona Aldaburu.
Con ese acelerado ritmo trabajaron durante los siete años que duró la concesión, hasta que dejó de realizarse el Gran Premio en este lugar, pero Aldaburu seguiría vinculado a la organización de la Fórmula 1, con la que viajó durante tres años a diferentes partes del mundo, como asesor gastronómico, dando lineamientos sobre el manejo de concesiones en diferentes autódromos.

Nueva etapa
Concluido el ciclo de las carreras, Aldaburu continuó en Buenos Aires, siempre en actividades de gastronomía. Y cuando tenía planeado regresar a su país de origen, España, una conversación con un amigo le hizo cambiar de rumbo, y fue así como hace ya 9 años se vino a Costa Rica, de donde asegura no planea irse.
“Tenía todo listo para irme a San Sebastián, España. Pensaba montar allá una parrillada Argentina, pero conversando con un amigo que vivía aquí, me dijo que la demanda por gastronomía en Costa Rica estaba creciendo, y que había poca oferta, fue así como decidí venir”.
Asegura que, como todo, el inicio fue muy difícil, pero con la ayuda de los socios y amigos, además del fuerte trabajo, ha logrado posicionar con prestigio los restaurantes.
“En un momento colaboré con Ignacio Cantos en el Café Urbano.  Agradezco mucho su apoyo, así como el de Daniel Lima, quien me ayudó a arraigarme”.
Su primer proyecto en Costa Rica fue el Novillo Alegre de Escazú, y ahora cuenta con tres más: otras dos parrilladas del mismo nombre, y la Tasca del Novillo, que es Español.
Su ritmo, aunque no tan acelerado como el de los tiempos del autódromo, sigue siendo muy intenso, pues asegura que le toma mucho tiempo recorrer los cuatro restaurantes.
“Mi jornada laboral arranca a las 8 de la mañana, con un corte a las 3 de la tarde, para regresar a las 6 pm, y de ahí hasta el cierre de los restaurantes. Es un trabajo de mucha constancia, que requiere tiempo en cada lugar, para asegurarse de que todo marche bien”.
Pero no siempre puede atender todos los locales, por lo que ha logrado conformar un equipo de confianza, y en cada restaurante cuenta con personal capacitado para atender las diferentes situaciones que se presentan.
Para Aldaburu, el principal ingrediente que ha influenciado en el éxito del Novillo Alegre, es la calidad de los productos, la buena cuchara y el servicio personalizado.

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Lo que viene
La expansión es uno de los principales objetivos a corto plazo que tiene el Novillo Alegre, según adelantó Aldaburu planean abrir un local  más en Guanacaste, donde ya se tienen varias opciones, y otro en Manuel Antonio, aunque no quiso especificar los detalles.
El Novillo está registrado en el resto de países de Centroamérica, pero asegura que a corto plazo no tienen proyectado salir del país, sino que esperan consolidar la marca a nivel nacional, principalmente en zonas turísticas.
Por el momento, están trabajando en la remodelación de la sala de eventos ubicada en Santa Ana, que actualmente tiene una capacidad para 100 personas, pero dada la demanda del lugar, se decidió ampliar para atender un total de 200.

Apetito 63/ Abril-Mayo 2008

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