{mosimage}La estrategia es ofrecer el servicio de comidas típicas, pero también permiten que los visitantes lleven su propio almuerzo. Y es que según Mauro Solís, propietario del Restaurante La Catarata de Dota, el lugar nació gracias a que cuando ellos eran niños llegaban muchas personas a disfrutar de la catarata, máxima atracción del sitio.
Por eso decidieron montar el restaurante y ofrecer el servicio completo de desayuno, almuerzo y cena a quienes así lo requieran.
En un futuro pensamos poner unas cabinas, pues los extranjeros que nos visitan (que por cierto son muchos) lo han pedido manifestó Solís.
Como hasta el momento no cobran por la entrada, muchos llegan como curiosos y al ver la belleza del lugar y la paz que se respira, deciden quedarse y de paso comer algo en el restaurante, aunque carguen sus alimentos.
Y es que este no es el negocio central de la familia, pues lo tienen a disposición únicamente los domingos.
Según Solís la mejor promoción ha sido el dejar que la gente pase y descubra por sí misma las maravillas del sitio. Esto ha permitido que cada vez lleguen más personas por recomendación de otros visitantes.
En la foto:
La Catarata de Dota se ha convertido en un lugar donde los clientes pueden disfrutar de la naturaleza y la comida típica.