pretenden realizar alianzas entre sectores públicos, privados y la ciudadanía para tratar el problema de los desechos en zonas públicas como playas.
La escena es conocida: un mono con overol de mezclilla y camiseta a rayas come un banano en un parque y, al terminar su aperitivo, se levanta y echa su desperdicio al basurero, seguido él mismo se da un aplauso, por el acto ejemplar que acaba de realizar.
Durante el 2001, Costa Rica conoció a Yoyito, aquel mono que trató de enseñar a los televidentes que la basura va en su lugar. Años después, diferentes sectores aún luchan por inculcar la cultura yoyista a los visitantes de lugares públicos, mientras que otros dan un paso más y se preocupan por la vida de aquel desperdicio después del basurero.
Ni tuya ni mía… del otro
Controlar la suciedad en casa o en el trabajo resulta sencillo: hay responsables claros que se encargan de la limpieza. Pero cuando se trata de lugares públicos, como las playas o parques, la responsabilidad brinca de uno a otro como una papa caliente.
Rafael Chinchilla, Ingeniero de Proyectos del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (Ifam), confirmó que, de acuerdo con el Código Municipal, es responsabilidad de las municipalidades recoger los desperdicios en lugares públicos. Sin embargo, la falta de recursos de muchas, impide que puedan asumir esta función.
Alfredo Vindas, Encargado del Área de Recolección de la Municipalidad de Limón, manifestó que ellos se encargan de la basura del sector de playa si acaso dos veces al año, cuando la recogen en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
Lamentablemente, carecemos de recursos para realizar la limpieza de la playa más frecuentemente, pues de hecho ni hacemos la recolección de comercios y domicilios, pues para ésa se contrata a la empresa privada.
WPP es la compañía que recoge los desperdicios de la provincia de Limón, sin embargo, dejan de lado los sectores públicos. Recogemos la basura dos veces por semana y se lleva al botadero de Alajuela, pues Limón carece de relleno, pero por el lado de la playa, nunca pasamos porque ahí le corresponde a los comercios y residentes cercanos, nosotros recogemos lo que está en bolsa, explicó Alexander Delgado, Encargado del Área de Recolección de WPP.
Esta empresa fue contratada, en primera instancia, por la Municipalidad de Limón para subsanar esta necesidad, pero la falta de recursos del municipio hizo que tuvieran que desistir de este contrato. No obstante, debido al problema de salud que representa la basura, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) recontrató este servicio de recolección.
El artículo 74 del Código Municipal especifica que el ayuntamiento cobrará por los servicios que preste; sin embargo, Chinchilla, Ingeniero del Ifam, aclaró que muchas no tienen esa área dentro de su presupuesto, como es el caso de Limón. Amplió que el problema reside en que lo que los municipios cobren debe ser por costos efectivos, es decir, se cobra solo lo que gasten, por lo que tendrían que poner ellos mismos la inversión inicial que se requiere para asumir el servicio de recolección de basura.
Esta inversión inicial es prácticamente imposible para muchos ayuntamientos, pues lo peor es que la misma ley dice que, del presupuesto que se les otorga anualmente, el área de servicios debe ser auto financiable.
Dos nuevas iniciativas legales pretenden que la responsabilidad en el manejo y disposición final de los desechos, principalmente de zonas públicas, recaiga en más entes que los ayuntamientos.
Todos como responsables
En Octubre del 2007, el pueblo español, principalmente las grandes empresas generadoras de desechos, se conmocionó con la aprobación de la nueva ley de Responsabilidad Ambiental que obligará a hacer efectivo el principio internacional de quien contamina paga.
España es solo uno más de los países del mundo que asumen políticas ambientales más rigurosas (ver recuadro aparte).
Este principio busca que quienes dañan los recursos deberían costear los gastos totales de su rehabilitación (ver recuadro aparte), explicó Adriana Zamora, Licenciada en Derecho.
Esto implicaría que las grandes empresas deben hacerse responsables por los productos que sus consumidores compran y ver la manera que esos desechos, que ya salieron de su fábrica, regresen a ellos o a centros donde se les pueda dar un tratamiento adecuado.
En Costa Rica, este principio está respaldado por la Declaración de Río sobre el medio ambiente, del que el país es firmante, y en la Ley Orgánica del Ambiente. No obstante, Rosario Zúñiga, de la Dirección de Gestión de Calidad Ambiental (Digeca) admitió que se cumple muy poco. Aún carecemos de mecanismos más fuertes que nos ayuden a responsabilizar a ciertos sectores por los desechos que generan, por eso planeamos que para este año ya podamos contar con dos nuevas iniciativas.
Digeca espera poner en acción el Plan Nacional de Residuos Sólidos durante el primer semestre del este año, Teo Prestinary, Propietario del hotel Arena Blanca, afirma que el mejor negocio es mantener el ambiente limpio. Además de que es un asunto de salud pública y conservación del ambiente, las zonas públicas libres de basura son un incentivo para el turista nacional y extranjero.
Apetito 63/ Abril-Mayo 2008
