En diciembre del año 1991, un boutique hotel dio sus primeros pasos en una no muy transitada capital carente de algo extra, una esquina que iluminaría sus aceras y que llegaría a ser el preferido por los huéspedes nacionales, así como de los extranjeros. Rápidamente en medio de las avenidas se fue dando a conocer, además, la exquisitez de su modesta cafetería que, junto al hotel, habían llegado para quedarse: Grano de Oro, el histórico hotel y restaurante capitalino con algo más que un menú excelente y un deleitante hospedaje.
Cuando el lugar fue creciendo, los propietarios de nacionalidad canadiense, conocieron al chef Francis Canal, proveniente de Francia y que tenía tiempo de estar en Costa Rica. Junto con los dueños, trabajó en reinventar el menú dándole un giro a lo ordinario, donde la cuchara del destino fue mezclando a fuego lento la particularidad de un sabor costarricense y un condimento francés, sacando provecho de la gastronomía tan distinta entre ambas naciones, misión que ha realizado el ahora chef ejecutivo por más de 20 años consecutivos.
“A mí me encanta comer, es por eso que siempre busco las nuevas tendencias, no invento platos porque no soy ningún inventor, lo que hago es combinar las técnicas aprendidas en Francia respetando mucho el producto nacional, combinando lo tradicional con lo innovador… cocinar es una pasión que se hace cada vez más y más grande, donde nunca se deja de aprender”, comenta el chef, pieza indispensable del restaurante.
Francis, quien tiene tres décadas en el país, siempre supo que quería ser profesional de la cocina, francesas ciudades culinarias conquistaron su ambición gastronómica desde pequeño, llevándolo a nunca quedarse inerte ante las innovaciones constantes que presenta una actividad tan codiciada, delicada y placentera como lo es el buen comer.
