Lo cierto es que la mayoría coincide en que el sistema es el adecuado para dar a los turistas una guía de lo que pueden o no esperar de los hoteles del país.
Carlos Ricardo Benavides, Ministro de Turismo, comentó que la categorización en Costa Rica se encuentra a la altura internacional, y que se trata de una estricta calificación, en la que los hoteles deben cumplir con una serie de requisitos.
Las estrellas se le otorgan únicamente a los hoteles que se acogen a los programas de declaratoria turística, negocios que cumplen con determinados requisitos de calidad en instalaciones y servicio.
Por su parte, Gonzalo Vargas, Presidente de la Cámara Nacional de Turismo, CANATUR, aseguró que se trata de un instrumento fundamental para la industria.
Un sector turístico en constante desarrollo y en su lucha por mantener la competitividad frente a otros destinos, debe tener instrumentos como la certificación hotelera, particularmente el sistema de estrellas. Además, la categorización tiene un objetivo de dar una visión clara de la oferta turística, de lo que se puede encontrar en un hotel, conociendo si este es categorizado como establecimiento de una estrella o de 4 estrellas.
Incompatible
Vargas comentó que en cuanto a la categorización cinco estrellas, no necesariamente es compatible con lo que un turista europeo puede estar acostumbrado.
Nos parece, sin embargo, que existen problemas de escala en la planta hotelera que hace que un hotel 5 estrellas en Costa Rica, no sea comparable con un hotel 5 estrellas en Europa. Esto por las diferencias en su planta física, no obstante, puede ser comparable cuando se refiere a la calidad del servicio prestado.
Costa Rica debe esforzarse en una homologación de criterios que nos haga comparables con el resto del mundo.
El Presidente de la Asociación de Profesionales de Turismo, Acoprot, Carlos Lizama, comentó que la categorización hotelera utilizada en Costa Rica es muy similar al promedio internacional, aunque recalcó que si bien fue creado con base en parámetros y estándares internacionales, esto no significa que sea igual al que rige en otros países.
Lizama dejó claro que la categorización de estrellas cumple con dos funciones básicas: es la única manera de medir la calidad de los servicios de hotelería. Permite al empresario ir mejorando su servicio, y a la vez es la mejor herramienta de información que tiene el cliente para elegir de acuerdo con lo que busca.
Precisamente, en este sentido, más que ostentar tener 5 estrellas, el empresario hotelero y asimismo las instituciones del sector, deberían enfocar sus esfuerzos para homologar los servicios e incluso ir más allá, de manera que los turistas pueden sentir diferencias positivas.