Por cualquier ángulo que se pueda mirar, el color verde y lo hermoso del paisaje refresca la mirada de cualquiera que desee tomarse un respiro en algún momento del día y mejor aún a la hora del almuerzo.
Ubicado en Turrialba, Costa Rica, dentro de las instalaciones del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), el Club Internacional reabrió sus puertas con mucho optimismo y seguridad de que poco a poco se convertirá en el mejor centro recreativo y de reunión social que tendrá la comunidad de Turrialba.
Y es que este punto de encuentro, se ha caracterizado por ser un sitio donde convergen múltiples culturas, ya que en el CATIE se reúnen personas de América y Europa.
Arturo Vargas, administrador del lugar, manifiesta que el cambio más importante que sufrió el club sin duda fue el someterse a la administración total por parte del CATIE, ya que luego de permanecer cerrado durante un periodo importante, esta organización decidió retomar las riendas y el control tanto de la infraestructura como la parte financiera y administrativa del Club Internacional; todos los controles de auditoria están regulados y supervisados de manera constante por la dirección comercial dentro del área de alojamientos de esta institución de amplia trayectoria en el área educativa y de investigación de ciencias agronómicas.
La remodelación de la planta física fue sin duda uno de los cambios más visibles que se experimentó, Vargas indicó que “se han invertido cerca de $75 mil dólares en el arreglo y mejora de las instalaciones, en especial en el área de piscinas y la cancha de tenis”, además mencionó que del total invertido $30 mil dólares fueron destinados al sostén del club: La cocina.
La innovación en la remodelación del área de cocina se sustenta día a día cuando brindan a sus visitantes variedad gastronómica, dentro del marco de la tranquilidad y la belleza escénica, que rodea a los clientes, estos pueden disfrutar de un amplio menú a la carta con platillos nacionales e internacionales a precios accesibles, la variedad es la clave para poder mantenerse dentro del proceso de mejora constante, ya que los gustos son variados y exigentes.
“Podemos servir platillos típicos que van desde “chifrijos” hasta “sopa negra”, como también podemos ofrecer platos gourmet como “corvina en salsa de pejivalle” o “lomito en salsa jalapeña”, para Arturo, lo más importante es que la calidad en el servicio sea la mejor.
Con una afluencia promedio de 80 personas diarias, el servicio se distingue por ser personalizado y esta es la clave que marca la diferencia.
Actualmente, el club cuenta con personal altamente calificado y distribuido en una planilla de 6 personas, entre saloneros, cocineros y mantenimiento, donde se especializan constantemente para mejorar al máximo sus capacidades de atención y servicio al cliente; como ejemplo de ello es la señora Hazel Torres, quien trabaja como Jefe de cocina, es certificada por el Instituto Nacional de Aprendizaje, y además cuenta con una amplia trayectoria y experiencia en el campo, “desde que inicié mi trabajo aquí de enero a la fecha, he notado el cambio en un 100%, el lugar se convirtió en un sitio más familiar para compartir” concluyó.
Según Hazel, “la cocina sufrió un “cambio radical” se remodeló y ahora es una de las mejores cocinas que hay en la zona de Turrialba”.
Sin dejar de lado la responsabilidad que conlleva la atención hacia los clientes, para los encargados del club hacer que las cosas sucedan de esta manera es todo un reto y el objetivo principal es posicionarlo como el lugar de recreación predilecto para los turrialbeños que exigen cada vez más, mejores y variados sitios de disfrute.
