Las propinas son un impuesto obligatorio en Costa Rica, algunos sectores como la Cámara Costarricense de Hoteles, lo consideran inapropiado, mientras que a otros les parece conveniente. Incluso en algunos restaurantes la propina ha llegado a sustituir el salario de los saloneros. Ingrese a nuestra encuesta y díganos qué opina usted sobre este tema.
Representantes de la Cámara Costarricense de Hoteles (CCH) manifiestaron su preocupación por la falta de atención a los sustentos técnicos y de experiencia de los diputados de la Asamblea Legislativa sobre temas relacionados con la actividad turística, como es el caso del tema de las propinas obligatorias.
Según manifiestó Gabriela Barboza, de la Cámara Costarricense de Hoteles, CCH, los diputados no cuentan con el conocimiento ni la visión integral y repercusiones de las propuestas que realizan en materia de turismo, esto se agrava porque no se dejan asesorar por representantes del sector.
No son pocas las ocasiones en que empresarios y colaboradores de la industria externan sus posiciones ante los diputados con respecto a ciertas modificaciones o adiciones a la ley que no solo inician sino sobre las que insisten sin tener conocimiento real sobre el tema. Sobre la variada actividad turística y sus subsectores, existe ya mucho conocimiento y el respaldo de mejores técnicas y prácticas evaluadas en diferentes países o destinos más maduros y con gran experiencia en diferentes temas. Nos falta conocerlas y aprender a valorarlas, para salir así de las comunes ocurrencias que plagan de propuestas incoherentes la corriente legislativa, quitando espacio a temas prioritarios de mayor beneficio, comentó Barboza.
{mosimage}En el caso específico de la ley que establece la obligatoriedad de las propinas, la representante de la CCH comentó que se trata de una medida que no estimula el mejoramiento contínuo del servicio y encarece los costos al consumidor final.
Hemos sustentando con claridad la inapropiado de la práctica en cuanto al esfuerzo de mejoramiento continuo del servicio, el cual no es más una escogencia sino una obligación para poder competir. En la práctica, esta propina no es reconocida sino como parte de un costo (excepto por los costarricenses) La costumbre mundial es la de adicionar una propina voluntaria, dependiendo del trato y servicio, posterior al pago de la cuenta de un servicio gastronómico. Esta práctica real, supone entonces un encarecimiento del servicio como un todo y un impulso a un circulo vicioso (o virtuoso si este fuera en consecuencia al precio), para brindar un valor adecuado al precio pagado. Adicionalmente supone una discriminación odiosa para el nacional, que conocedor de ese costo adicional obligatorio, en general no adiciona monto mientras el extranjero si, desconocedor de la práctica única en nuestro país pero—por tanto resultando en una atención diferenciada para el tico que para el extranjero.
